Todo el mundo dice que es importante ser un soñador y perseguir los sueños. Lo mismo ocurre con ser un emprendedor. Comenzar un negocio puede ser muy similar a soñar: extraño, incongruente, efímero, poco concreto si no bajamos de la nube para situarnos en la objetividad de los negocios.
Jorge Luis Borges, en su Libro de los sueños, afirma que quienes cuentan sus aventuras oníricas de manera estructurada y lógica seguramente están mintiendo, pues los sueños no son así. Lo mismo sucede con quienes te dicen que emprender es muy fácil y basta con echarle ganas y verte cool.
Para controlar con éxito un negocio, se deben abordar cuatro aspectos clave: comprender profundamente el ámbito del negocio, gestionar de manera efectiva, controlar los gastos y buscar eficiencia a través de alianzas estratégicas.
Dominar la esencia del negocio implica evaluar la pasión que se siente por él, así como la experiencia en el sector y la autenticidad de las ventajas competitivas. La gestión requiere una visión clara del rumbo del negocio, identificar el mercado objetivo, determinar estrategias de distribución y abordar minuciosamente los detalles que podrían convertirse en desafíos significativos.
El tercer aspecto se centra en revisar a fondo la producción o adquisición de los productos o servicios que se comercializarán. Esto implica evaluar si se trata de una creación original con necesidades específicas de materias primas o procesos, o si es una oferta existente que requiere una cadena de suministro robusta y proveedores confiables.
El cuarto punto requiere la integración sinérgica de todos los aspectos anteriores para lograr un funcionamiento eficiente y duradero. En este proceso, se busca que el negocio opere como un reloj bien ajustado: eficiente, eficaz y productivo. Estos principios constituyen un marco sólido para navegar por el complejo mundo del emprendimiento con éxito y sostenibilidad.
¿Crees que estoy siendo un poco fatalista? No. ¿Piensas que te estoy regañando y pinchando el globo en el que plácidamente paseas sobre las nubes? Quizá, porque prefiero que lo tengas todo claro a que aprendas a la mala, muy mala de verdad.
Es crucial no trivializar los objetivos que buscas alcanzar en tu emprendimiento. A menudo, creemos tener metas claras, como vender mucho y ganar dinero, pero estas son más bien sueños. La realidad emprendedora exige realismo: entender lo que está bajo tu control, prever obstáculos y mirar hacia el futuro para evitar que tus metas se conviertan en finales prematuros.
Así como proporcionas información específica a Waze para llegar a un destino, necesitas definir claramente qué significa para ti que las cosas vayan bien en tu negocio. Traduce tus aspiraciones en números tangibles: establece objetivos de facturación mensual, calcula ganancias brutas, netas, gastos y demás aspectos financieros. Al cuantificar tus sueños, podrás evaluar con mayor precisión tu progreso y realizar ajustes necesarios para alcanzar tus metas.
Bájate de la escalera de tu ambición y mejor pisa el suelo de una realidad que, a la larga, puede ser más estable, aunque se vea menos deslumbrante. Prefiero que te des cuenta ahora a que lo hagas mañana, cuando tu negocio esté temblando en una nube que nunca fue segura.
Controla la mercadotecnia y la publicidad. Hoy en día es importante estar en redes sociales o en Google con campañas atractivas. Cuesta, claro, pero quedamos al principio que los sueños tienen su precio.
Crea estrategias de difusión y de comunicación respaldadas con relaciones públicas, pero planea cada una, calendarízalas, estructúralas para saber si funcionan o no. No tengas miedo de admitir que te equivocaste en algo, pues todo es aprendizaje.
Respalda tu emprendimiento en un presupuesto delimitado, ya sea con inversionistas, ahorros o algún préstamo, y haz números para prever no ahogarte en deudas. Steve Jobs empezó en el garaje de su casa y después se convirtió en el emprendedor que todos conocimos.
Necesitas una gran dosis de confianza, entusiasmo (no desbocado, contrólalo), acciones y persistencia, porque en el emprendimiento vas a encontrar a mucha gente que te dirá que dejes de perder el tiempo y mejor te contrates en una oficina.
Para soñar no se necesita nada, pero no cualquiera puede emprender. Para concretar esos sueños se necesita, más que otra cosa, control. Valiente puede ser hasta el tipo más tonto, pero inteligente no todos. Sueña con dirección, triunfa con tu trabajo. Escucha a los que saben, prepárate y no des nada por sentado.