La contribución que tienen las mujeres en la economía del país es fundamental. De acuerdo con la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec), 6 de cada 10 personas que participan en el pequeño comercio, particularmente en las tiendas de abarrotes, son mujeres; lo que significa que ellas son quienes lideran el principal canal de abastecimiento de las familias mexicanas.
Según cifras del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi), en 2020 se reportaron 1.2 millones de tiendas de abarrotes activas en México, mismas que contribuyeron con 300 mil millones de pesos al Producto Interno Bruto (PIB) total del país, de los cuales, las mujeres al frente de una tiendita de abarrotes aportan 180 mil millones de pesos al PIB nacional.
Cabe mencionar que las mujeres optan por este tipo de negocios, ya que además de generar ingresos para su familia y tener independencia económica, les brinda la flexibilidad para poder enfocarse en las actividades del hogar y el cuidado de los hijos, y al mismo tiempo desarrollar sus habilidades como emprendedoras.
Un estudio realizado por Almacén Gurú, reveló que las tienditas de la esquina han contribuido a reducir la brecha de género, ya que 47.6% de las mujeres son dueñas de estos negocios.
De acuerdo con el Inegi, entre las principales razones por las que las mujeres emprenden destacan:
- 29% desea tener un negocio propio e independencia
- 20% tiene necesidad de elevar su calidad y nivel de vida
- 18% busca continuar con el negocio familiar
- 13% porque perdieron su empleo y decidieron emprender en busca de ingresos.
Pese a este escenario en donde la mujer es un elemento clave en la economía mexicana, aún quedan muchos retos. De acuerdo con el Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO), México tiene una tasa de participación económica femenina del 43.6%, cifra por debajo del promedio mundial que asciende al 48.5% e incluso menor al de economías como la de Colombia en la que las mujeres tienen una participación del 50.3% o Brasil con el 49.5 por ciento.
El mismo instituto en colaboración con el Consejo Coordinador de Mujeres Empresarias (CCME) llevaron a cabo un sondeo entre más de 2 mil mujeres con el fin de profundizar en las barreras que impiden que las mujeres desarrollen y crezcan sus negocios.
Este estudio logró identificar los tres principales aspectos que frenan el emprendimiento femenino:
- Los costos asociados a la formalidad en tiempo y recursos económicos
- El trabajo no remunerado
- La falta de financiamiento
Finalmente, solo el 5% de las mujeres encuestadas reportaron recibir apoyo para obtener financiamiento. Además, dos de cada diez mencionaron no tener un ingreso propio, y dentro de este universo el 83% respondió que la principal razón por la que no han emprendido es por falta de recursos.