México, líder en trabajo no remunerado femenino en América Latina
Chiapas (67.7%), Guerrero (55.0%) y Oaxaca (48.4%) lideran en participación del trabajo doméstico dentro de su PIB.

En América Latina, México encabeza la lista de países donde las mujeres dedican más tiempo al trabajo doméstico y de cuidados sin recibir remuneración. De acuerdo con datos del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), las mexicanas destinan en promedio 43 horas semanales a estas actividades, una cifra que supera a la de cualquier otro país de la región.

Este fenómeno impacta directamente en la participación laboral femenina. Mientras las mujeres asumen una doble jornada –combinando empleo remunerado con responsabilidades domésticas–, los hombres solo destinan 17 horas semanales a este tipo de tareas.
En contraste, Brasil presenta el menor índice de trabajo doméstico no remunerado en la región, con un promedio de 22 horas semanales, seguido de República Dominicana (25 horas) y Paraguay y Honduras (29 horas).
Impacto económico y desafíos para la equidad
El valor económico del trabajo no remunerado en México equivale al 26.3% del Producto Interno Bruto (PIB), según estimaciones del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Esto representa 8.4 billones de pesos anuales, de los cuales el 71.5% es aportado por mujeres y solo el 28.5% por hombres.
Si este trabajo fuera remunerado, las mujeres ganarían en promedio 7,248 pesos mensuales, mientras que los hombres recibirían 3,040 pesos. La desigual distribución de estas tareas no solo limita el acceso de las mujeres al mercado laboral, sino que también afecta su desarrollo profesional y económico.
Los estados con mayor participación del trabajo doméstico en su PIB son Chiapas (67.7%), Guerrero (55.0%) y Oaxaca (48.4%).
Hacia una redistribución del trabajo doméstico
El aumento del trabajo no remunerado tras la pandemia de COVID-19 evidencia la urgencia de políticas públicas que promuevan una mayor corresponsabilidad en las labores del hogar. Sin medidas que fomenten la equidad en la distribución del trabajo doméstico, las mujeres seguirán enfrentando barreras para su desarrollo profesional y económico.
La visibilización de estas cifras es clave para impulsar cambios que reduzcan la desigualdad y promuevan una sociedad más justa en términos de género y economía.