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Queridos lectores y lectoras, este mes elegí escribir sobre la disciplina, y abordarla de una manera simple, compartiendo que implementarla en mi vida no ha sido fácil, y que seguramente también para ti ha sido un gran reto.

Se dice que la disciplina es un atributo común en toda vida próspera y en toda persona de alto rendimiento. Los líderes debemos practicarla en muchas áreas de nuestras vidas, y también fomentarla en nuestros equipos. Como ya te comenté, para mí ha significado poner a prueba mi autocontrol y perseverancia. Es demostrarte a ti mismo qué puedes lograr aquello que a lo mejor no decidiste hacer, o no quieres hacer, pero que sabes que es bueno para ti. Que será un impulso hacia una mejor versión de tu vida.

A veces se siente como una imposición del exterior, pero el primer paso es justamente comenzar a ver los actos de disciplina como una decisión interior, como un peldaño más que hay que subir para poder lograr lo que soñamos. Incluso, es importante que tú decidas cuáles son las pequeñas acciones que te llevarán al máximo desarrollo personal.

La disciplina es la capacidad de dirigir tu fuerza de voluntad a la ejecución de una tarea a lo largo del tiempo hasta que esta se convierte en un hábito. Es una herramienta maravillosa que nos permite crear nuestro propio estilo de vida.

Entonces, pregúntate: ¿cómo quiero vivir? Y empieza hoy a dirigir tu atención hacia las pequeñas acciones, los hábitos de cada día, en tu progreso personal creando tu propia rutina dinámica. Desde temprano hay que comenzar a tomar acciones de cuidado mental, físico y espiritual como son, el ejercicio, la meditación, escribir un diario de agradecimiento, tomar un baño de agua fría, etc.

Lo que tú elijas es perfecto, siempre y cuando te decidas a realizarlas de forma frecuente para lograr, poco a poco, automatizar tus rutinas, y así, gastar menos energía en la toma de decisiones diariamente. Esto permite que tu energía se enfoque en lo que te motiva para dar el siguiente paso en tus objetivos personales y profesionales. Las rutinas de tu nueva vida disciplinada consumirá mayor tiempo, por lo que poco a poco puedes elegir hábitos que no son negociables, estas son actividades que priorizan, se volverán parte de ti y te ayudarán a empoderarte.

Uno de los obstáculos para lograrlo es la procrastinación, la postergación de tareas importantes pendientes, sustituyéndolas por situaciones irrelevantes, por pereza, miedo o falta de fuerza de voluntad, lo cual atenta contra el desarrollo personal y la autoestima, ya que orilla a las personas a no sentirse suficientes o exitosas, por el contrario, comienzan a sentirse culpables e inseguras, y se convierte en un círculo vicioso. Para romperlo se requiere vencer la incomodidad, las excusas y la distracción. Hay muchos consejos para lograrlo, el que me parece más poderoso es establecer objetivos claros. Antes de realizar cualquier actividad, es importante tener un propósito, si piensas en lo que podrás ganar para ti y para los tuyos, realizas estas tareas prioritarias y te incentivas por lograrlas, estoy segura de que poco a poco podrás sentirte orgullosa/o de ti mismo/a.

¡Éxito!