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Queridos lectores y lectoras, este mes estamos viviendo importantes cambios políticos en algunos países del mundo. Ya que cuando hablamos de democracia, pensamos en elecciones gubernamentales y en política básicamente. Pero también existe un tipo de liderazgo que poco se ejerce al interior de las empresas, al menos no en las que laboran con un esquema tradicional. Se trata del liderazgo democrático, el que involucra al equipo de trabajo en la toma de decisiones y acciones, integrándolos activamente en los procesos de la organización. Consiste en implementar el trabajo colaborativo, creatividad, autonomía, diálogos bidireccionales y mucha retroalimentación entre el líder del equipo y los miembros del mismo.

Es importante recalcar que esta práctica puede llegar a tener varias ventajas y también algunas desventajas. Estoy segura de que funciona mucho mejor en empresas de innovación y algunas cuyo éxito obedezca a la creatividad de diferentes personas, como agencias de publicidad o mesas de redacción, así como con líderes con experiencia, madurez y la inteligencia emocional necesaria para poder generar un ambiente de respeto, colaboración, productividad y proactividad; que pueda tomar decisiones en un tiempo adecuado, sin que el integrar al equipo atrase las acciones que se deben implementar. Personalmente, creo que tu liderazgo no tiene que ser siempre igual, puede tener matices de ciertas prácticas como el liderazgo democrático para algunos proyectos, sobre todo cuando se requiere escuchar diferentes puntos de vista. 

A comparación de como se administraban las empresas y grupos de trabajo en las organizaciones hace mucho tiempo, la democracia en el equipo de trabajo permite que las nuevas generaciones se sientan escuchadas, sentir que su capacidad y talento son valorados, y seguramente su desarrollo será mucho más integral, al comunicarse con mayor confianza y libertad con todo el equipo. Es importante tomar en cuenta algunos aspectos del comportamiento humano antes de optar por incluir el liderazgo democrático en tu equipo de trabajo, ya que no todos tienen una personalidad extrovertida, y eso podría estresar a quienes son más reservados. Aunque también podría desarrollar las habilidades de comunicación en este tipo de personas y ser detonador de una nueva manera de convivir y estirarse para compartir sus ideas e ideales. Por otro lado, el ser escuchados, podría generar desacuerdos en aquellos que expresen sus ideas y no sean puestas en acción, así como el abuso de la libertad y también que los procesos se vuelvan vulnerables ante la sensación de autoridad que algunos miembros del equipo podrían comenzar a sentir. 

Para ello, recomiendo que se cuiden los objetivos y la perspectiva se mantenga muy firme con disciplina y responsabilidad, y los seguimientos sean constantes. Para esta práctica, el líder debe refrendar constantemente que la meta al involucrar al equipo es lograr integrar sus ideas en pro de la organización. Por lo que aún después de las juntas donde se discuten los temas y se realizan lluvias de ideas, habrá una serie de filtros posteriormente para la toma de decisiones y acuerdos, todo en favor de los resultados esperados. Así podrás lograr conocer más sobre tu equipo y todo aquello que han callado por no sentir la confianza y libertad para expresarlo. Será interesante que puedas implementarlo y compartirnos tu experiencia. Te invito a seguirme en X como @anamonteror y mantenernos en comunicación. Nos leemos el próximo mes con más información y reflexiones sobre el liderazgo.