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Queridos lectores y lectoras, estamos en épocas de reflexión ya que culmina un año lleno de experiencias nuevas. Hemos sobrevivido a situaciones que generaron inestabilidad en la economía, en la política, en la salud y en la armonía de la sociedad de forma global. Por lo tanto, hay que aceptar que el mundo cambió y que los ánimos están muy sensibles. Aun así, estamos empezando a soltar poco a poco miedos, rencores, frustraciones e incertidumbre, propios de las épocas que vivimos en años pasados, y haciendo espacio para la nueva normalidad, con un mayor grado de consciencia que estamos integrando lentamente.

 

Las empresarias y empresarios seguimos navegando ante la impermanencia de la vida bajo las circunstancias personales y profesionales que afrontamos como seres humanos, y es en estos momentos, en los que se requiere de un liderazgo positivo en las empresas y organizaciones, para no claudicar, y por el contrario, salir fortalecidos en cada paso del camino. 

 

Por lo anterior, siempre he admirado a quienes ante las circunstancias, siguen generando empleos e ideas innovadoras, quienes continuan reinventándose y arriesgándose a realizar proyectos disruptivos para mantener la productividad. A las personas que han logrado encontrar áreas de oportunidad e incluso océanos azules, rompiendo barreras y generando acciones nunca antes imaginadas. Mi admiración a todas y todos quienes que tuvieron que dejar ir parte de su equipo de trabajo porque era insostenible, quienes no pudieron concluir proyectos que llevaban incubando muchos años y quienes están aún luchando porque su empresa sobreviva. 

 

Quiero dedicar esta columna a las personas que practican la forma más loable de ejercer el liderazgo, directores y promotores de asociaciones y fundaciones no gubernamentales. Cuando este se desempeña en favor de una causa social y con el firme propósito de ayudar, es aún más grande el reto, mucho más enriquecedor y satisfactorio el trabajo, y los frutos nos benefician a todos.

 

Si partimos de que el objetivo más grande de los seres humanos es encontrar la felicidad, y algunos expertos afirman que el secreto de la felicidad está en ayudar a los demás, aún tenemos mucho trabajo por hacer codo a codo con estos líderes dedicados a los proyectos solidarios generadores de beneficios múltiples para sus comunidades. 

 

Algo es seguro, si nuestra intención estuviera enfocada en servir al prójimo, avanzaríamos más rápido gracias al apoyo mutuo. Cuando las causas como el hambre, la pobreza, las enfermedades crónicas y/o degenerativas, niñas y niños huérfanos o abandonados, personas de la tercera edad, mujeres adolescentes embarazadas, adicciones, diversas discapacidades y condiciones que requieren supervisión, ayuda o educación especial, así como, violencia, maltrato y abuso, se encuentran con personas que gozan de la vocación de servir, la inspiración llega, la necesidad se transforma en agradecimiento y la humanidad sana. 

 

Este es el caso de las asociaciones y fundaciones que he tenido la fortuna de conocer y cuyos líderes me han invitado a participar de la gracia de ayudar. Cuando ayudas a otro, te ayudas a ti mismo de forma inmediata, te llenas, te motivas y te sientes útil. Gracias a quienes hoy mueven voluntades, se ha llegado a crear una gran diferencia para cada una de las causas por las cuales han accionado con liderazgo, pasión y responsabilidad. Me honra reconocer a mis queridos amigos: Luz María Nájera de AMANC Puebla, la Sra. María Teresa Sotomayor y la Sra. Flor Marín de Fundación Maritere, al Ing. Francisco Sánchez y Ana Sánchez de Una Nueva Esperanza, a las hermanas Franciscanas de Casa de Asís, a Carlos Quiroz, José Miguel Rojas y Alejandra Ladrón de Guevara de Banco de Alimentos, a Cáritas Puebla, a los especialistas de Centro de Rehabilitación Betel, a la Dra. Patricia Vázquez de JUCONI, al equipo de VIFAC, a Enrique Ibarrondo de CIRT Puebla, al equipo de Fundación Down de Puebla, a la Mtra. Mariana Wenzel de Anthus, y a cada una de las personas que dirijen los Sistemas para el Desarrollo Integral de la Familia en todos los estados y municipios del país, mi admiración.

 

Como sociedad debemos agradecer a estos líderes transformadores de realidades, porque con su talento y esfuerzo, logran visibilizar los problemas sociales y nos acercan, a través de sus proyectos y acciones, a ser parte del cambio que pide a gritos este mundo.

 

Esperando que gocen de salud, armonía y abundancia, deseo que pasen una feliz navidad y un maravilloso cierre de año en compañía de sus seres más queridos.