Fue en el siglo XIX, en la década de 1860 cuando este movimiento pictórico salió a la luz y cobró fuerza, amigos artistas se reunían en los cafés de París a debatir sobre cuál debería ser el rumbo que el arte tenía que tomar.
Claude Monet, Pierre-August Renoir, Édouard Manet, Paul Cézanne, Berthe Morisot y Mary Cassatt, por mencionar algunos buscaban nuevas formas de creación, ser vanguardistas, salirse de lo ya establecido y ‘aprobado’ por los cánones de la época. Incluso, el término impresionismo tenía un tono despectivo, o así lo utilizaban los críticos de aquél entonces.
En su técnica los trazos eran más libres, aunado a que no tenían un boceto previo de lo que pintarían, sino que lo que querían era capturar el momento de ese paisaje que estaban visualizando, aprovechando lo más posible los reflejos de la luz.
Justamente las pinceladas de Monet fueron las que dieron nombre a esta corriente, luego de que Louis Leroy, un crítico de la época, viera la pintura Impression, soleil levant (Impresión, sol naciente) del artista en la primera exposición impresionista en París, en 1874. Esta obra era la vista que Claude tenía del puerto industrial de Le Havre con un sol naranja intenso que se reflejaba en aguas púrpuras.
EL COLOR DE LAS PINCELADAS
Esta es otra característica del impresionismo. Los artistas que formaban parte de este movimiento buscaban aprovechar los reflejos de la luz, para mostrar la sensación que veían sus ojos y plasmar la realidad de ese momento, por ello, no tenían bocetos de sus obras, por lo que los colores eran básicos en sus creaciones.
Comenzaron a salir de sus estudios para pintar en las calles escenarios naturales, principalmente. Los colores que usaban eran los primarios: el rojo, el verde y el azul, evitaban hacer mezclas con colores, sino más bien utilizar colores complementarios para estos. Cabe señalar que el color negro no estaba presente en sus pinturas.
Estudiosos del trabajo de Monet, encontraron que utilizaba el color rojo y sus complementarios para destacar el objeto principal; en el caso de las sombras, en lugar de presentarlas en tonos oscuros, las representaban con los colores complementarios a los primarios.
Paz, alegría, fuerza, coraje, seguridad, en fin… el arte nos genera una infinidad de sensaciones y emociones al percibirla, no importa si es a través de canciones, esculturas, representaciones teatrales o una obra de arte, siempre habrá un sentimiento de por medio, y las pinceladas de Monet, por lo menos a nosotros, nos regalan un poco de calma.