El algodón, conocido como el “oro blanco”, es un cultivo esencial en muchas regiones agrícolas, con un ciclo de producción que involucra precisión, esfuerzo y tecnología avanzada. A continuación, exploramos las etapas clave del proceso, desde la siembra hasta la obtención de las placas listas para la venta.
La siembra del algodón generalmente comienza en abril o mayo, mientras que las cosechas se realizan en los meses de octubre, noviembre e incluso diciembre, dependiendo de las condiciones climáticas. Uno de los momentos cruciales es el defoliado, cuando la planta alcanza una maduración superior al 85%. El defoliante es aplicado para facilitar la cosecha al dejar visibles todos los capullos abiertos en la planta. Algunos agricultores optan por esperar las heladas, que de forma natural provocan la muerte de la planta y preparan el algodón para ser recolectado. Existen dos métodos principales para cosechar el algodón: el sistema stripper, que arranca todo el material vegetal y luego separa el algodón, y el picker, que recolecta únicamente los capullos maduros. Es esencial que el algodón esté seco durante esta etapa, ya que la humedad puede causar manchas y dañar su calidad. Una vez pizcado, el algodón es transferido a un boogie que lo transporta al modulador. Allí, se comprime en módulos de aproximadamente 32 pies de largo, 6 de ancho y 7 de altura, con un peso que varía entre 5,500 y 8,400 kilos, equivalente a 7-12 pacas. Cada módulo recibe las iniciales del cliente y un número de identificación, facilitando su rastreo hasta el despepite. Los módulos son recogidos por maquinaria especializada y transportados a los patios del despepite, donde aguardan su turno para ser procesados. El despepite inicia en el traga módulos, donde se descompone el módulo comprimido. Posteriormente, el algodón pasa por una serie de procesos: 1. Desarenado: elimina tierra y partículas pesadas. 2. Secado: reduce la humedad del algodón. 3. Limpieza: remueve hojas, palos y otros residuos. 4. Separación: en los bancos, la semilla se separa de la fibra o pluma. 5. Limpieza de pluma: refina aún más la fibra antes de comprimirla en pacas. La paca final es pesada, embolsada y etiquetada con un identificador único. Se toman muestras de dos lados de cada paca para someterlas a análisis mediante HVI (High Volume Instrument), que evalúa las propiedades físicas del algodón, como longitud, resistencia, uniformidad, color y contenido de basura. Las pacas son almacenadas en patios mientras esperan ser vendidas. Las muestras acondicionadas aseguran que cada lote cumple con los estándares de calidad requeridos por los compradores, garantizando que el “oro blanco” siga siendo un recurso valioso en la industria textil. Este meticuloso proceso no solo refleja el esfuerzo de los agricultores y trabajadores, sino también la importancia de la tecnología en mantener la calidad y eficiencia de un cultivo que sigue siendo fundamental para la economía global. En Chihuahua, en las comunidades menonitas, se producen actualmente 800,000 pacas de algodón anuales, de 1,200,000 que producían años anteriores.