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¿Quién soy? ¿A dónde voy? ¿Cuál es el fin de mi vida? ¿Quién estoy llamado a ser? Son preguntas profundas que conviene hacernos con alguna frecuencia, pues nos ayudan a dar sentido a lo que hacemos y aprovechar lo que tenemos para avanzar a buen ritmo. Carlos Llano podría decir algo así: Hago lo que hago, porque voy a donde quiero.

Efectivamente, no se trata de hacer cosas buenas pero desconectadas entre sí y, por tanto, del fin. Si además sumamos la complejidad externa que suele dificultar nuestra interioridad, tendremos como resultado a una persona que hace mucho pero, no sabe a dónde va, como un barco a la deriva en medio de un océano inmenso. ¿Cuál es el pegamento que une todas las facetas de nuestra vida? Agustín de Hipona comenta que “la paz de todas las cosas es la tranquilidad del orden” (De civitate Dei, 19, 13.1). Ahí está el reto: edificar el orden sobre el aparente desorden exterior. Que el orden interior gobierne nuestras acciones. Que nuestras decisiones procedan de una auténtica madurez interior. Orden, coherencia, unidad de vida. Tocar con nuestras vidas una melodía armónica y con ritmo, teniendo las cuerdas de nuestro instrumento bien afinadas: en lo familiar, lo profesional, lo físico, emocional, social y espiritual. Orden en el corazón. Esforzarnos que esté bien puesto en nuestro proyecto de vida y poner medios para no desviarnos. Muchas veces la lucha está en saber decir que no a temas buenos, pero que no son lo que nos lleva a donde queremos. Ser personas de compromiso, en primer lugar con nosotros mismos y luego con los demás. 

ENEMIGOS DEL ORDEN INTERIOR: 

• La doble vida. Se ponen al mismo nivel dos aspectos divergentes, y a veces se pone uno y luego otro 

• Afán de compensaciones. Es bueno saber gozar de las realidades buenas que tiene la vida. La compensación es querer recuperar una parte de algo que ya hemos entregado, o querer adelantar el pago por esa entrega, “Porque me lo merezco”. 

EL LEGADO DE CARLOS LLANO LIDERAZGO Y DESARROLLO 

Hack-eca Podcast hackeca_podcast hackecapodcast Hack-Eca Podcast • Pereza. No confundir la serenidad con la pereza. Diligencia. Trabajar mucho y bien, pero con orden y alegría. • Activismo. Querer hacer demasiadas cosas. Pensar que es más importante lo que nosotros hacemos que lo que hace Dios. Haz lo que debes y está en lo que haces. • Ruido. Hay que aprender a generar silencio para ponernos en sintonía con nuestras metas y conectar con nosotros mismos y con los demás. El silencio es parte integrante de la comunicación. El deseo de formación y no solo de información; el esfuerzo por profundizar en lo que hacemos; el hábito de la lectura; el estudio para formarnos un mejor criterio, son grandes herramientas para construir nuestro orden interior. Con orden interior podremos ser verdaderamente libres. Sin orden, iremos vagando como esclavos de cualquier viento, de cualquier moda o capricho del entorno.