El Golfo de México es reconocido internacionalmente desde el siglo XVI, cuando apareció en mapas de exploradores españoles.
El actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha generado polémica al anunciar su intención de renombrar el Golfo de México como Golfo de América mediante un decreto ejecutivo. La medida, descrita como un acto simbólico, pretende resaltar el papel predominante del país norteamericano en la región, pero ha enfrentado resistencia tanto dentro como fuera del país.
Trump justificó el cambio al afirmar que Estados Unidos realiza la mayor parte del trabajo en el área, vinculando la propuesta a su narrativa de supremacía estadounidense. Sin embargo, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, desestimó el decreto, calificándolo como una acción limitada al territorio estadounidense.
¿Donald Trump puede cambiarle el nombre al Golfo de México?
El estado de Florida, liderado por el gobernador Ron DeSantis, se convirtió en el primer político en adoptar el término Golfo de América de forma oficial, utilizándolo en una orden ejecutiva relacionada con una emergencia climática. Esta decisión marcó un precedente dentro de Estados Unidos, aunque ha sido vista con escepticismo en el ámbito internacional.
El Golfo de México es reconocido internacionalmente desde el siglo XVI, cuando apareció en mapas de exploradores españoles. Su denominación está profundamente arraigada en la historia y cultura de las naciones que lo rodean: México, Estados Unidos y Cuba. Cambiar su nombre unilateralmente podría generar tensiones diplomáticas y complicaciones comerciales.
A nivel legal, la Junta de Nombres Geográficos de Estados Unidos (BGN) es la encargada de aprobar cambios de este tipo en el país, pero no está obligada a aceptar propuestas presidenciales sin argumentos sólidos. Además, organismos internacionales como la Organización Hidrográfica Internacional (IHO) supervisan los nombres de cuerpos de agua compartidos para garantizar estándares consensuados y evitar conflictos.
Impacto internacional y futuro del debate
Aunque la propuesta de Trump no tiene efectos legales inmediatos, sí establece un precedente que podría influir en la narrativa política interna de Estados Unidos. Con las tensiones aún latentes, la comunidad internacional estará atenta a las repercusiones de esta propuesta, que podría convertirse en un nuevo foco de discusión en foros multilaterales.