Me han preguntado mucho sobre la mejor forma de aprender sobre arte, a reconocerlo o discriminarlo. Los sentidos todos interfieren en la capacidad de los expertos para “detectar” el buen arte. Sin embargo, define mucho esta capacidad, el hecho de saturarse de información visual sobre un artista, una corriente, un estilo.
Si pudieras tener acceso a toda la obra completa de Picasso, eventualmente tendrías la capacidad de detectar entre una pieza del maestro o una falsa. Así, tus ojos empezarían a detectar lo que es o no es arte.
Es un proceso normal la atracción hacia lo mejor, así que si empiezas por una obra de escasa calidad, el arte empezará a sumergirte en él, a seducirte en sus características y cualidades. Saturarse de obra obliga a aprender, no importa cuanto leas, jamás obtendrás mejor expertise, que no sea del entrenamiento por observación que te hereda el contemplar minuciosamente cada pieza que tengas ante tus ojos.
TE VUELVES JUEZ.
Una vez que viste una pieza “en carne viva”, observa fotografías de esta, mantenla fresca en tu memoria, devórala con los sentidos una y otra vez, al paso del tiempo, reconocerás los trazos tanto como las firmas, pero sobre todo, entenderás esa definición cualitativa y estética de arte para poder analizar otra pieza de cualquier artista.
El arte devora, una pieza maestra, suele robar tu atención aun si la encuentras cargada, pesada, sin “formas”, sin estéticas tradicionales. Puede no gustarte, pero el artista logra plasmar cabalmente su emoción y la transmite.Estas obras, al contemplarlas más de dos veces, evocan diferentes emociones en cada ocasión, como si se desarrollaran jerárquicamente con cada nueva mirada, volviéndolas así inolvidables.
Alguna vez hablando de Frida Kahlo, me preguntaban mi opinión acerca de su obra, contesté sin pensarlo mucho, que gusten o no, la capacidad de transmitir su dolor físico, egocentrismo, sufrimiento y obsesivo amor por Diego Rivera las vuelve impresionantes, las sientes, las vives con ella. Desarrollé una especial “habilidad” para detectar “Fridas Falsos” justo de tanto saturarme de sus piezas. De tanto buscar en sus pesares la emoción que te da la (falsa) percepción de lo que es la “estética” pre-concebida, de pronto, me grabé sus trazos, los caminos de los pelos de sus pinceles en los lienzos.
Cuando visito algún museo, siempre llego con una lista de 5 piezas que no me puedo ir de ahí sin visitar, si no tienes idea de que piezas deberías ver obligadamente, visita la tienda del museo, siempre tienen además de los libros, postales de las piezas de las que el museo se enorgullece y serán suficiente guía, además que, a la postre, te permitirán tenerlas frescas en la memoria.
También pregunta y visita la sección de los museos “menos visitada” y todo aquel lugar donde sabes que hay piezas que no te gustan, el arte se esconde, lo que magnifica la capacidad de sorprenderte. Vuélvete miembro de un museo, o de muchos. Te sabe muy distinta la visita una vez que te conviertes en defensor de las Bellas Artes. Además, en la mayoría de las veces cuentas con ciertos privilegios como descuentos, visitas guiadas o acceso preferente a galas o eventos exclusivos.
ENTRE LAS COSAS QUE NO DEBE HACER UN COLECCIONISTA:
- Comprar arte “corrido de más”, esas obras que se cansan de pasar de un lado al otro sin colocarse en un muro.
- NO piensen solo en la firma, cada pieza tiene su historia, su potencial, sus defectos, el nombre NO garantiza nada.
- No compren sin investigación previa, por ejemplo, es bueno saber en cuánto se vendió la obra mas barata y más cara del autor en últimas fechas o subastas y que tan prolífico es, qué muros lo sostienen, que museos o galerías lo han hospedado, etc.
- NO ignores el estado de conservación, este determina mucho su precio y su valor a futuro.
- NO tengas miedo a regatear, al final siempre podrán ceder un porcentaje.