Hace unos días, conversando con algunas amistades dedicadas al rubro inmobiliario, algunas de ellas inversionistas, otras más promotoras, pero todas involucradas con la construcción, renta y venta de inmuebles, les pregunté sobre su perspectiva al respecto de la Responsabilidad Social en su actividad profesional. Para mi sorpresa, la mayoría en esa reunión consideraban irrelevante el tema para sus proyectos y su día a día laboral, a pesar de que la conciencia de la RS (Responsabilidad Social) en el mundo empresarial es, afortunadamente, cada vez mayor y considerada como asunto serio y prioritario. Por ello, me permito compartir con ustedes esta reflexión.
Antes que todo, les defino lo que a mi entender es la Responsabilidad Social Empresarial (RSE). Considero que se refiere a la contribución activa y voluntaria de las empresas al mejoramiento social, económico y ambiental. Esto implica que las empresas adopten prácticas y políticas que tengan un impacto positivo en la sociedad, el medio ambiente y, sobre todo, en sus colaboradores. Por tanto, algunos aspectos clave de la RSE incluyen:
• La sostenibilidad ambiental: implementando prácticas que reduzcan el impacto ambiental, como el uso de energías renovables y la gestión eficiente de recursos.
• Ética y transparencia: manteniendo prácticas comerciales éticas y transparentes, asegurando la integridad en todas las operaciones.
• Compromiso social: contribuyendo al bienestar de las comunidades locales a través de proyectos sociales y comunitarios.
• Innovación y tecnología: adoptando tecnologías que mejoren la eficiencia y reduzcan el impacto negativo en el medio ambiente.
• Educación y conciencia: promoviendo la educación y la conciencia sobre la sostenibilidad y la responsabilidad social tanto dentro de la empresa como en la comunidad.
Por lo tanto, la RSE no solo mejora la imagen de la empresa, sino que también puede generar ventajas competitivas y contribuir a un desarrollo más sostenible y equitativo. ¿Y todo esto viene al caso en el negocio inmobiliario?, desde luego que la respuesta es un rotundo sí. Porque la responsabilidad social en el sector inmobiliario implica que las empresas del sector adopten prácticas que beneficien no solo a sus negocios, sino también a la sociedad y al medio ambiente. Sobre manera cuando el rubro infiere superlativamente en el patrimonio y calidad de vida de sus clientes y usuarios.
Aquí enlisto algunos puntos clave a considerar permanentemente en las decisiones de inversión, construcción y venta/renta inmobiliaria en los mismos ítems empresariales que acabo de mencionar:
1. Sostenibilidad ambiental: las empresas inmobiliarias pueden implementar prácticas sostenibles, como el uso de materiales ecológicos, la eficiencia energética en los edificios y la gestión adecuada de residuos.
2. Hoy día, en los países de mayor desarrollo, utilizan estas tecnologías favorables al entorno como primera y única opción a utilizar en sus proyectos y obras de construcción.
3. Mejoramiento social: involucra la contribución activa al bienestar de las comunidades locales. Esto puede incluir la creación de espacios públicos, la mejora de infraestructuras y la participación en proyectos comunitarios.
4. Transparencia y ética: mantener prácticas comerciales transparentes y éticas es crucial. Esto incluye la comunicación clara con los clientes y la adopción de políticas de no discriminación.
5. Innovación y tecnología: la adopción de tecnologías innovadoras puede mejorar la eficiencia y reducir el impacto ambiental. Por ejemplo, el uso de sistemas de gestión de edificios inteligentes.
6. Educación y conciencia: las empresas inmobiliarias pueden promover la educación y la conciencia sobre la sostenibilidad y la responsabilidad social en sus equipos de colaboradores y promotores, como también en la comunidad creada entre sus clientes, promoviendo así el buen vivir y el bienestar.