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Hace 10 años, un grupo de empresarios poblanos, liderados por Don Rubén Contreras Reyes, crearon el programa social “Puebla Agradece” con la finalidad de resaltar el trabajo de los servidores públicos que han sobresalido notablemente en su desempeño. Premiar y reconocer a estos héroes ha sido un acierto por parte de la iniciativa privada, pues desafortunadamente existe la errónea percepción de que la ciudadanía en general no valora el trabajo de los funcionarios que se la rifan todos los días por hacer de este país un lugar más seguro.

 

Se entiende que, debido a los altos índices de corrupción, muchas corporaciones que dependen del gobierno no gozan de la mejor reputación; sin embargo, tampoco se puede generalizar y afirmar que todos son malos. Hay muchos elementos que no solo tienen puesta la camiseta, sino que tienen tatuada en el corazón una legítima vocación por servir a los demás, a pesar de que muchas veces de tener a todo el sistema en contra. De ahí que es importantísimo localizarlos y motivarlos a que sigan por el buen camino, pues no hay mayor motivador en esta vida que alguien se fije en tu buen desempeño y que, además, te lo diga. No hacerlo puede ser contraproducente y causar que poco a poco estas ganas de hacer mejor las cosas se vayan diluyendo.

 

Todos sabemos que vivimos en un México complicado, donde en fechas recientes algunos grupos en el poder han intentado acentuar la división entre distintos sectores sociales, abriendo así más la brecha de la desigualdad y logrando que el odio sea un sentimiento albergado por muchos ciudadanos. Se han inventado calificativos como “chairos” y “fifís” para acentuar más esta zanja invisible que nos divide y que cada día nos aleja más. Por lo mismo, aplaudo programas como el de “Puebla Agradece”, pues creo que son un puente de empatía entre los gobernados y quienes nos protegen. Ponerles un reflector a los servidores públicos que ya sea por su intachable trayectoria o algún acto heroico en particular es una forma muy hermosa y noble de decirles que no solo estamos agradecidos, sino que no los vemos como el enemigo, sino todo lo contrario.

 

Yo sigo siendo un fiel creyente de que este México que tanto queremos y donde hemos decidido vivir puede funcionar con una simple ecuación: cooperación y asistencia mutua. Los problemas de este país son de todos, nadie está exento de nada. La inseguridad nos afecta a todos, ya sea con placa o sin placa, por eso no me cabe en la cabeza por qué hay resistencia de muchos en trabajar en conjunto. Este año, me tocó estar como invitado en el comité de evaluación para escoger a los galardonados. Fue una tarea compleja; revisamos muchos expedientes y al final fueron 59 los premiados. Verlos semanas después recibiendo sus diplomas y apoyos ante un auditorio repleto de gente aplaudiéndoles fue realmente emotivo y hermoso.

 

Durante más de 3 horas, convivimos todos como si fuéramos uno solo, olvidándonos de los prejuicios y de toda esa propaganda difamatoria que las aves de rapiña han intentado por años incubar en los distintos sectores sociales. Este 9 de noviembre, salí del evento convencido de que podemos llegar a ser este país que tanto anhelamos y programas como el de “Puebla Agradece” son un muy buen paso.