Hace unos pocos días leí la columna de Pepe Medina Mora, presidente Nacional de Coparmex, en la edición nacional de esta misma revista. Titulada: 2023, oportunidades para un México con desarrollo inclusivo, reflexiona sobre los retos afrontados en el año recién concluido y las condiciones en que iniciamos este nuevo año, realmente vale la pena leerla. No voy a hacer ningún “spoiler”, para que puedan leer por ustedes mismos.
A partir de esta lectura he estado pensando en nuestro estado, lo que ha pasado a lo largo del año, lo duro que ha sido recuperarnos de las afectaciones derivadas de la pandemia y que a pesar de que localmente el manejo sanitario ha sido correcto, la reactivación económica y la recuperación de los empleos fueron un cantar diferente.
Puebla es un estado con gran potencial, lo hemos visto en acción, pero por distintas razones hoy nos ha costado mucho recuperarnos, las razones podemos discutirlas durante largo tiempo, tiempo que hoy no tenemos, ya nuestro estado y sus ciudadanos han pasado por mucho, y ahora es el momento de dar vuelta a la página, mirar el horizonte con optimismo y trabajar enfocados.
SE ESCUCHA BIEN ¿PERO ENFOCADOS EN QUÉ?
Bueno, pienso que primero que nada debemos tener claro el papel que cada actor desempeña en esta gran obra, el más relevante lo queramos o no, es el gobierno, que desde sus distintos niveles tiene la responsabilidad de gobernar para todos, priorizando en sus acciones a los grupos más vulnerables, pero entendiendo que nadie puede todo solo, y que para sacarles adelante requiere que el motor económico este trabajando al 100%.
Este motor económico es el sector empresarial, representado en gran medida por los distintos organismos empresariales, sin partidismos y con responsabilidad debe afrontar que nuestras empresas están llamadas a ser vehículos de transformación social; proponiendo, encabezando, coadyuvando en acciones que se encaminen en ese sentido, sean propias, de la sociedad civil o de los gobiernos de cualquier partido.
Y tenemos, por supuesto, el papel protagónico de la sociedad civil, un actor que cuando se organiza con base en sus distintos intereses legítimos es un muy sano y natural contrapeso a cualquier gobierno, un actor que en este 2022 demostró varias veces que no está dormido y que sólo necesita una causa legítima para despertar y poner las cosas en marcha.
El 2023 determinará gran parte de la configuración que nuestro país tendrá en los próximos años, un año en el que particularmente, y debido a la proximidad de las elecciones del 24, será agitado. Así que enfocarnos es crucial, no podemos dejar que este tsunami preelectoral se trague todo, nos aparte de todo, sí, claro, participemos políticamente, es necesario que nos involucremos, pero yo pienso que atentos más a las causas y a las propuestas, que a los colores.
Porque es en las causas en donde encontraremos las coincidencias que nos permitan avanzar; a todos nos duele la inseguridad, la pobreza, la polarización, la falta de oportunidades.
Sin perder de vista el horizonte nacional y mundial, enfoquémonos primero en lo cercano; en las familias, en los vecinos, en nuestros colaboradores, nuestras ciudades y estado. Desde nuestras trincheras impulsemos el diálogo, encontremos coincidencias y avancemos enfocados a partir de ellas, construyamos caminos que lleguen a lugares más allá de la política y las elecciones del 24, porque los partidos y los gobernantes cambian, pero nosotros permanecemos, seguimos aquí, trabajando y aportando, creciendo, muchas veces con los gobiernos y otras a pesar de ellos.
Tenemos el potencial y la capacidad, en nuestras manos están las decisiones y las acciones para tomar el camino del Desarrollo Inclusivo hacia un estado y un país más justo, en el que quepamos todos y nadie se quede atrás.
El 2023 es el primer año del resto de nuestras vidas, pues actuemos en consecuencia.
¡Hasta la próxima y que Dios reparta suerte!