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Mujeres se ven limitadas es su desarrollo profesional, por la falta de oportunidades y reconocimiento, que también impactan es su salud mental.

La violencia laboral, es un problema que sigue estando presente en las empresas de todas las industrias y en todos los niveles socioeconómicos. Como parte de esta violencia, que se manifiesta principalmente en el lugar de trabajo pero que también suele extenderse fuera del mismo, se han detectado conductas relacionadas con el acoso sexual, hostigamiento, discriminación, y la marginación; no solo por parte de los hombres, sino también de otras mujeres que pueden ver a su género como una amenaza profesional.

Cabe mencionar que este tipo de actos no sólo ocurren de manera personal, sino también a través de medios electrónicos como sitios web, redes sociales, mensajes instantáneos, correos electrónicos, entre otros.

Además, esta condición no es exclusiva de las mujeres ya que se han identificado casos de hombres que la padecen; sin embargo, las mujeres son quienes se enfrentan a ella con mayor frecuencia, por medio de acciones como presión psicológica, trato diferenciado, salarios bajos, burlas, insultos, menores oportunidades para acceder a puestos directivos e incluso el acoso sexual.

La violencia en el espacio de trabajo es cada vez más frecuente y limita gravemente el desarrollo profesional y personal de las mujeres, su situación económica, el reconocimiento laboral y sus oportunidades de crecimiento dentro de la organización.

 

UN PANORAMA DESAGRADABLE

Si bien la violencia contra las mujeres ha existido a lo largo de la historia y está presente en todas las sociedades, no debe considerarse ni aceptarse como algo normal e inevitable, o como algo que no se puede erradicar.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la violencia en contra de las mujeres tiene su origen en “una desigualdad histórica reforzada por la construcción de las diferencias entre hombres y mujeres, argumentando una inferioridad biológica, inherente o natural de estas, partiendo del estereotipo social de que debe existir un sometimiento natural del género femenino y su disposición al mando y dominación de los hombres”.

Por otro lado, la Organización Internacional del Trabajo (OIT), señala que la violencia laboral vulnera la dignidad, seguridad, salud y bienestar de todas las personas, “en particular, vulnera el derecho a contar con un trabajo productivo y decente para todas y la reducción de las desigualdades”.

En este sentido, para muchas mujeres, el trabajo es una experiencia insufrible donde el abuso de poder, las amenazas, el comportamiento hostil, y la violación de sus derechos humanos se ha vuelto algo común y cotidiano, no obstante, estas actitudes les ocasionan daños físicos, emocionales y psicológicos, que impactan en su desempeño profesional.

Algunas mujeres han manifestado ser víctimas de discriminación al expresar sus ideas ante un jefe o superior, quien suele ignorar sus comentarios o bien manifiesta poco interés por sus ideas, sin embargo, si quien realiza un comentario es un hombre, suelen felicitarlo por sus buenas ideas o aportaciones.

Según datos de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), en México, el 26.6% de las mujeres que trabajan o trabajaron, enfrentaron una situación de violencia laboral, principalmente de acoso sexual y de discriminación por razones de género o por estar embarazadas.

El 35% ha sido víctima de acoso sexual por parte de sus compañeros de trabajo; en tanto que el 20% fueron hostigadas por un superior. En el 2018, cerca de 18 mil trabajadoras se vieron obligadas a renunciar a su empleo debido a que fueron víctimas de acoso principalmente por los jefes.

ACTITUDES QUE DEJAN HUELLA

La violencia y el acoso laboral no sólo afecta a las mujeres que lo padecen, sino también a las empresas y a la sociedad en su conjunto. El sufrimiento causado por la violencia puede conducir a la falta de motivación, pérdida de confianza en sí misma, baja autoestima, desvalorización, depresión e ira, que a la larga pueden desencadenar enfermedades físicas o mentales, así como el consumo de sustancias tóxicas o incluso llegar al suicidio.

Al interior de las empresas, la violencia puede provocar un deterioro de las relaciones entre los colaboradores, que sin duda se verá reflejado en un mal clima laboral que impactará en el desempeño y productividad. Por ello, es importante que los empleadores implementen medidas que permitan identificar este tipo de violencia dentro de las organizaciones, que también afectan su imagen corporativa

A nivel social, los costos de la violencia incluyen la atención médica por lesiones, incluida la salud mental, rehabilitación para la reintegración de las víctimas, e incluso los costos para impartir justicia.

¿QUÉ HACER EN CASO DE PADECER VIOLENCIA LABORAL?

Cabe mencionar que la mayoría de las veces, las mujeres que enfrentan algún tipo de violencia laboral o acoso, no lo denuncian por miedo a que no se les crea o bien a que se tomen represalias en su contra, o por temor a perder su empleo.

A fin de romper con esta situación, a continuación compartimos algunas recomendaciones en caso de padecer violencia o identificar que alguna compañera o amiga la padece:

  • Conseguir pruebas: Es importante reunir todo tipo de pruebas que evidencien que se es víctima de violencia, como mensajes ofensivos, grabar las conversaciones.
  • Políticas contra el acoso: Conocer los protocolos de la empresa en relación con el acoso, la discriminación, y el despido pueden ser determinantes al indicar acciones que van en contra de la política establecida.
  • Establece límites: Mantén una postura firme y segura al decir no, si alguien te pide que te involucres en una situación incómoda.
  • Habla con alguien de confianza: Expresa la situación que estás viviendo, ya sea con alguna compañera de trabajo o con una amiga, y asegúrate de que presencie las situaciones de violencia, esto te será de utilidad si decides presentar una queja.
  • Obtener un informe médico: En caso de ser víctima de alguna agresión física o sexual, acude a recibir atención médica y solicita un informe detallado de los daños que sufriste, para presentar una demanda en contra del agresor.
  • Es fundamental que las organizaciones cuenten con códigos de conducta ética, medidas disciplinarias y una cultura que no tolere el comportamiento agresivo y discriminatorio dentro de las mismas. Sólo así podremos transitar hacia una cultura de equidad que fomente un entorno de trabajo seguro para las mujeres, libre de toda forma de violencia.