A través del tiempo, las mujeres hemos sido creadoras de vida y de proyectos que han marcado la diferencia en el mundo y nuestra evolución como humanidad. Desde las primeras mujeres líderes en distintos ámbitos, cómo fue Marié Curie en la ciencia, Rosa Parks en la lucha contra el racismo y promoción de los derechos igualitarios en Estados Unidos y Ada Lovelace, la primera programadora computacional en el mundo, antes de cualquier hombre, hecho que revolucionó al mundo tecnológicamente; las mujeres han trascendido aunque no se les ha dado el mismo reconocimiento histórico comparado con los hombres.
También hemos permitido ser blanco de discriminación, subestimación, violencia y agresiones físicas, verbales y/o psicológicas.
Por eso creo que es incongruente que en México culturalmente exista la idea de que vivimos en una sociedad en la que reina el matriarcado, en donde las mujeres son la parte central de la familia y predominantes en la sociedad, religiosamente encomendados a la imagen de la Virgen de Guadalupe como un símbolo de fe máxima.
En México una gran mayoría de mujeres crecen pensando que la responsabilidad de la casa y la familia es únicamente suya, sin importar cuál sea su status profesional e ingreso económico. A diferencia de los hombres, a quienes generalmente se les disculpa el hecho de estar ausentes en las labores del hogar, la dinámica familiar y roles de responsabilidad emocional, dejándoles el poder real y las decisiones “importantes”, y aún así presumimos vivir en una sociedad matriarca. No podemos dejar de lado que muchas de las mujeres tomadoras de decisiones han sido solteras, divorciadas, viudas o separadas, que asumen un papel de poder por necesidad ante la ausencia de los hombres en el sistema, más que por elección, a eso le llamo el “mito del matriarcado”.
La antropóloga Margarita Dalton explica que “el matriarcado se entiende como el ejercicio del poder de parte de las mujeres por encima de los hombres”. Pero en realidad el machismo sigue prevaleciendo, por lo que algunos han denominado que en México se vive un “matriarcado machista”, un sentimiento de poder para la mujer que es falso.
Ante este principio de realidad que no es culpa de nadie, sino responsabilidad de todos y todas poder modificarlo, las mujeres profesionistas, emprendedoras, empresarias y en el ejercicio político que deciden realizarse con dignidad, siguen luchando contra una ideología arraigada de que el hombre, por el simple hecho de serlo, sin tomar en cuenta la preparación académica, la experiencia o las habilidades y talentos; ya sabe cómo resolver y cómo llevar al éxito un proyecto personal o profesional y no tiene que demostrar nada más. Si se equivoca, nadie se da cuenta y vuelve a intentar. A diferencia de la mujer, a quien comúnmente se le observa en cada paso que da para esperar que se equivoque. Miles de mujeres en todo el mundo y por muchos años, siguen sintiendo la necesidad de “demostrar” que son capaces, algunas aún requieren ser impulsadas y “avaladas” por otros hombres, ya sean familiares, parejas o algún personaje cuyos intereses estén siendo cuidados a través de dicha mujer.
Aún se escuchan insultos de sobremesa, disfrazados de chistes o bromas, en los que se denigra a la mujer empresaria. También se viven traiciones en las que los hombres manejan situaciones e intereses ignorando totalmente a las mujeres involucradas en dichos proyectos.
Las mujeres líderes en México y el mundo, que han podido trascender a todas estas situaciones, estoy segura de que las han vivido, y han logrado fortalecerse al nadar contra marea, aguantando ser vistas como marionetas, cuando en realidad lo único que se ha logrado es ganar terreno poco a poco, todas ellas tienen mi admiración y respeto.
Si finalmente hombres y mujeres, muy aparte de las preferencias y orientaciones sexuales, con todo y nuestras diferencias biológicas, sociales e históricas, comprendiéramos la magnitud de los proyectos que haríamos al accionar como un verdadero complemento, cambiaríamos la perspectiva hacia una inclusión y respeto mutuo, dejaríamos de pensar en guerra de sexos, y sumaríamos esfuerzos.
Hoy en México se vive una etapa que marca un avance en tema de equidad de género, somos el séptimo país con más mujeres en alta dirección con el 35% y sigue al alza, según la consultoría empresarial internacional Grant Thornton. Sin embargo, la realidad del status ideológico hacia la mujer en la actualidad se comprobará en los tiempos político-empresariales venideros, mediremos la equidad e impulso hacia las mujeres que tienen la preparación, la capacidad de asumir tareas y de llegar a cargos importantes que únicamente los hombres han ocupado a través de los años.
Mientras esperamos la respuesta de las y los mexicanos, les invito a leerme cada mes y reflexionar juntos sobre el liderazgo con todas sus aristas.