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Hay una tendencia mundial, con matices más intensos en nuestro país, que señala a los empresarios como culpables de todos los males, una especie de villanos favoritos, sin matices, maldad pura de Malolandia.

 

Las terribles condiciones en que viven la mayoría de los ciudadanos de nuestro país, empresarios incluidos, necesitan explicaciones básicas y antagonistas simples, así que los empresarios son villanos a modo.

 

Pero la realidad es que los empresarios somos ciudadanos como cualquier otro, con los mismos defectos y virtudes, sí, creamos y operamos las empresas que significan empleos y generación de riqueza, pero, al igual que todos, vivimos y padecemos la inseguridad, las crisis, el tráfico, la inflación, la contaminación, exactamente igual que un taxista, la señora de las tortas de tamal o el joven que reparte comida para pagarse sus estudios.

 

No olvidemos que casi el 98% de los empresarios en México somos micros, pequeños y medianos, es decir; hombres y mujeres que luchamos a brazo partido cada día por mantener sus empresas a flote, conservar los empleos, sufrimos para pagar las cuentas y no tenemos mayor privilegio que cualquier otro ciudadano de este hermoso país que sueña con un México más justo y con mejores oportunidades para todos.

 

Pero hace un par de semanas, y a raíz de la noticia sobre el aumento de los días de vacaciones para los trabajadores, un buen amigo me preguntó sobre lo que pensaba; yo le dije que estaba totalmente de acuerdo y que era muy justo, que deberíamos impulsarlo, que me parecía perfecto que las vacaciones aumentaran y que los trabajadores deberían de disfrutar de más tiempo con su familia, paseando, estudiando, haciendo ejercicio, lo que quieran, que al final es su tiempo.

 

Su cara de sorpresa me sorprendió, me explicó que como yo era empresario creyó que naturalmente me opondría, como si el bienestar de nuestros colaboradores me molestara por ser empresario o dirigente empresarial.

Así que entendí que valía la pena dedicar unas líneas a explicar lo que nos parecía obvio, a los empresarios, como a cualquier ser humano, nos gusta que nos vaya bien a todos, nos emociona si nuestros colaborades prosperan, si sus familias viven con mejores condiciones, no es que nos creamos mejores que otras personas, es natural y, a veces, un poco soberbio sentir que estamos al frente de una organización que mejora la calidad de vida de otras personas. Y hoy sabemos, además, que los trabajadores cuando tienen mejores condiciones laborales son más productivos, oigan que esto también es un negocio, pero no es sólo un negocio, las empresas son un vehículo para el cambio y el desarrollo social.

 

Ejemplos de este compromiso por mejorar la calidad de vida las familias de nuestros colaboradores hay muchos, cito un ejemplo; a partir del año 2016 Coparmex viene impulsando una “Nueva Cultura Salarial” que de forma responsable restituya el poder adquisitivo de los trabajadores. En este sentido, en noviembre de 2021 propuso ante la COMISIÓN NACIONAL DE SALARIOS MÍNIMOS el aumento de 31 pesos diarios al salario mínimo para 2022, empresarios proponiendo el aumento salarial más importante en años, la propuesta fue aceptada por lo que el ingreso de los trabajadores en esta condición aumentó de 141.70 a 172.87 pesos diarios.

 

Créanme que en un momento económicamente tan complicado como el actual este es un gran esfuerzo por parte de las empresas, pero sabemos que como está enfocado específicamente en el segmento de trabajadores más vulnerable será de gran ayuda.

 

Así que celebramos el de aumento en las vacaciones de los trabajadores, con responsabilidad pedimos un periodo de amortiguación, sobre todo para las micro y pequeñas empresas que podrían verse más afectadas, pero por lo demás, a ponerse a dieta y prepararse para ir a la playa, a la sierra, a alguna ciudad colonial, o a disfrutar de casa, de la familia, los amigos y de nuestro increíble México.

 

¡Hasta la próxima y que Dios reparta suerte!