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La sororidad es un término que se utiliza para referirse a la hermandad entre mujeres con respecto a las cuestiones sociales de género. Consiste en percibirse como iguales para aliarse, compartir y, sobre todo, cambiar sus circunstancias, ya que de alguna manera, todas en algún momento hemos experimentado la discriminación, la opresión y la violencia.

De acuerdo con Marcela Lagarde, en un texto sobre cultura feminista, francesas, como Gisele Halimi, llaman a esta nueva relación entre las mujeres sororité. Las italianas dicen sororitá, y las feministas de habla inglesa la llaman sisterhood. Sin embargo, la acepción para esos vocablos es la misma: “amistad entre mujeres diferentes y pares, cómplices que se proponen trabajar, crear y convencer, que se encuentran y reconocen en el feminismo, para vivir la vida con un sentido profundamente libertario”.

 

Lamentablemente, en el mundo de los negocios es más una discusión secreta. Con menos mujeres empresarias en el país y el código bro-code predominante en las organizaciones, un número menor de mujeres participa en iniciativas de colaboración para mitigar los desafíos que enfrentan las empresarias.

 

Del total de directivos empresariales que hay en México, sólo el 33% son mujeres, de acuerdo con el estudio Women in Business 2022, de Grantthornton. Además, la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (Endireh) de 2021 apuntó que cerca de 7.9 millones de trabajadoras sufrieron violencia laboral.

 

Ambos estudios demuestran que en la actualidad las colaboradoras siguen necesitando apoyo y que, sin importar las acciones institucionales, sus derechos laborales y humanos muchas veces siguen sin ser respetados.

 

Pero, cada vez más son esas redes empresariales de mujeres las que están promoviendo una visión posfeminista de la libertad que se centra en la autorrealización individual y, que por lo tanto, participan en los esfuerzos colectivos para desmantelar las desigualdades estructurales.

 

Especialistas en la materia, concuerdan en que existen una serie de acciones que puede llevarse a cabo desde las organizaciones para que sean lugares en donde las condiciones laborales sean igualitarias.

 

Consideran que es imprescindible crear más lugares para mujeres, especialmente en espacios mayoritariamente ocupados por hombres. Esto, de una u otra manera lo que generará es ir rompiendo poco a poco la idea de que no todas pueden desarrollarse en cualquier área.

 

Otro aspecto relevante es celebrar los logros de las mujeres, comunicar y visibilizar su contribución a los resultados. Esto, lleva a hablar de la confianza. Existe todavía una tendencia a no creer en las mujeres, en silenciarlas, e incluso, en ocasiones crear competencias entre ellas que propician ambientes insanos. Si la compañía refuerza la confianza en lo que las mujeres dicen estar experimentando, mediante la comunicación, procesos, políticas y comportamientos, promueve la sororidad laboral.

 

De hecho, en ocasiones el ambiente laboral es altamente competitivo y a veces la presión que se existe para alcanzar los objetivos hacen que las colaboradoras que conforman un equipo dejen de lado la empatía.

 

Seguramente muchas mujeres se han encontrado a sí mismas juzgando a sus pares por no poder cumplir ciertos deberes porque decidieron tener una familia o llevar a cabo un embarazo. Sin embargo, si se desea construir una red de apoyo entre compañeras, será mejor eliminar esos hábitos y construir un ambiente empático y flexible.

 

Asimismo, es importante que otras mujeres reconozcan el buen desempeño de sus compañeras. Esa acción, más allá de elevar la autoestima de las trabajadoras, también genera un efecto de reconocimiento en cascada para las mujeres que son parte de una organización.

 

Además, es fundamental motivar a las colaboradoras y alentarlas a mejorar y a conseguir nuevos puestos de liderazgo.

 

Finalmente, se puede decir que no hay nada más inspirador para una colaboradora que tener una mentora. Ya que les resulta significativo ver que una mujer como ella logrará especializarse en un área, por lo tanto, ella también tendrá esa oportunidad.

 

Además, esa es una de las prácticas más revolucionarias que existen para acabar con las prácticas machistas ya que le pone punto final a la creencia de que las mujeres tienden a competir entre sí mismas.