En nuestro país, las empresas familiares representan un doble reto.
En términos generales, las organizaciones tienen un grado de evolución con respecto a su tamaño. La empresa familiar, cuando inicia operaciones, empieza en cero de facturación y va creciendo y va formalizándose hasta llegar más o menos hasta los 300 millones de pesos anuales de ventas; y cuando pasa de 1,000 millones de pesos, su tendencia es a ser una empresa madura.
Pero iniciemos con la empresa familiar, la que factura menos de 300 millones de pesos al año, a la que le interesa sobrevivir y la familia completa está participando en la operación y administración. Normalmente las empresas familiares, suelen operar a nivel regional o local, con un énfasis en el “control interno” para mantener el orden y la eficacia. Sin embargo, este control a menudo se descuida, lo que puede conducir a conflictos. Es crucial para garantizar que cada miembro de la familia “se coma lo que le toca, a la hora que le toque y no se coma la comida de él de junto”, pero a menudo es pasado por alto, especialmente por nuevos empresarios. Esto puede dar lugar a conflictos, siendo el control interno el epicentro de los problemas.
Si analizamos a la siguiente empresa de 300 a 1000 millones de pesos de ventas anuales, esta empresa está en un “Proceso de consolidación”, ya no es un bebé que gatea, es un niño latoso que corre por todos lados.
Le llamo en “Proceso de Consolidación” porque la empresa está adquiriendo una estructura especializada con departamentos como ventas, administración y finanzas, manteniendo un control riguroso del efectivo y la gestión responsable de inventarios. En esta etapa, las empresas familiares con este nivel de ingresos y estructura a menudo optan por contratar un director general, ya sea interno o externo, con enfoque en competencia y preparación más que en la afiliación familiar, valorando las capacidades sobre la relación. El equipo directivo es mixto, incluyendo personal no familiar como directores de producción y marketing. Estas empresas suelen expandirse a nivel nacional, manteniendo un control presupuestal preciso y planificando el gasto con anticipación y criterio.
Cuando analizamos a la empresa madura de más de 1,000 millones de pesos de ventas anuales, ya no es el bebé que gatea, ya no es el niño, estamos refiriéndonos a un adulto joven que toma sus decisiones, se mueve y podría ser una persona independiente, aquí la preocupación es la expansión en el mercado. Ya no se tienen problemas para consolidar, ya sobrevivió, ahora va a crecer y aquí se dan unos brincos en la facturación de 200 a 400 millones de pesos mensuales, eso pasa normalmente en las empresas de este tamaño, la preocupación ya no es el control de efectivo, ni el control de la dirección, es ahora el control del gobierno.
¿CÓMO GOBERNAMOS ESTA EMPRESA?
Por lo tanto, las empresas bebé, las que son niños jóvenes y las maduras; siempre van a necesitar el apoyo de un Consultor, las dos primeras y la última de un consejero profesional. Obviamente el “management” ya está en manos de externos mayoritariamente porque lo que siempre va a ser importante el control estratégico, es decir, “ya no es el viento el que nos lleva” ya es un motor, entonces decidimos, a dónde vamos a llegar, ¿Cuándo? ¿Cómo vamos a llegar? Y ¿Con quién vamos a llegar?
El gobierno corporativo no es solo para las empresas grandes, es para todo tipo de organizaciones; el consultor y el consejero son figuras esenciales para la conformación de esta figura corporativa, por lo que el cumplimiento de las normas y obligaciones son esenciales así como las metas de toda entidad, pero sobre todo la prevención son tarea de nosotros los especialistas multidisciplinarios que nos involucramos en la toma de decisiones para el buen rumbo de las empresas como Consultores y Consejeros.
En Entre Finanzas e Impuestos “Especialistas y Expertos” le vamos a ayudar a prevenir y vivir en completa armonía y tranquilidad, siempre buscando la seguridad patrimonial de las personas y empresas, todo ello en perfecto cumplimiento y usted se dará cuenta que es más barato pagar honorarios de especialistas y expertos que dejar de cumplir y pagar multas, recargos y actualizaciones o simplemente perder bienes o la libertad.